Las 61 familias puntanas que recibieron este miércoles las escrituras y contratos de readjudicación de sus casas vivieron con mucha emoción el encuentro realizado en el Salón de la Puntanidad. Sobraron lágrimas de felicidad y el recuerdo ya lejano cuando el Gobierno de San Luis les entregó las llaves de sus hogares. 

Apenas recibió su carpeta, a César Villalba se le llenaron los ojos de lágrimas y, empujado por la emoción, todavía sentado en su silla, se dio vuelta y miró a su familia que lo esperaba unos metros más atrás y levantó su escritura en lo alto. Quedaron unidos en esa mirada silente con sus sonrisas escondidas detrás de los barbijos. Fue un gesto de éxito, felicidad y un sueño cumplido. Solo ellos sabrán con certeza el esfuerzo desplegado para llegar a esa meta. Seguro es parecido al de los otros 60 beneficiarios que este miércoles recibieron los documentos de sus casas. Fueron escrituras y contratos de readjudicación que el Gobierno de San Luis realizó de manera gratuita y que distribuyó en un encuentro cargado de emociones y nostalgia.

La ceremonia tuvo lugar en el Salón de la Puntanidad y la tarde, casi primaveral, abrigó la ansiedad de las familias enteras que llegaron hasta el edificio enclavado a orillas del dique Chico para completar la historia que empezaron a escribir hace muchos años cuando se anotaron para tener su casa propia. Después llegarían las llaves más la mudanza soñada y ahora se cerró con los papeles de la vivienda envueltos en carpetas color púrpura. El gobernador Alberto Rodríguez Saá encabezó la reunión acompañado por miembros de su gabinete, legisladores y el intendente de Juana Koslay, Jorge ‘Toti’ Videla. Ellos vieron cara cara, codo a codo, la alegría de la gente.

“Me avisó mi nieta. Me dijo ‘Abuela, tenés que ir a recibir la escritura’, ‘¿Cómo?’, le contesté yo. Y así fue, por eso estoy muy agradecida. Hace 37 años que vivo en Juana Koslay con mi hijo y ahora soy dueña con papeles, gracias al gobernador. Haremos un festejo esta noche, aunque con poca gente porque no nos podemos juntar muchos por la pandemia”, remarcó María Orozco con gran alegría, una de las mujeres que recibió los documentos de su casa de manos de Rodríguez Saá.

“Estoy muy contenta. Lo esperaba hace mucho, porque uno siempre quiere tener los papeles de su casa. Recé mucho para esto y se me dio. Vivo sola con mi hijo e hicimos los trámites hace tiempo, pero yo sabía que un día me tocaría. Vivo en el barrio Jardín Sucre desde el año 1985. Estoy muy agradecida al gobernador, porque es una persona adorable. Gracias al Gobierno tengo mi casa”, destacó Rosa Molina, otra beneficiaria, que recibió el saludo del mandatario.

“Es una alegría total. Esperaba hace mucho este momento y gracias a Dios y al gobernador se me dio. Después de muchos años de lucha, los papeles ya están a mi nombre. Gracias al Gobierno tuvimos esta oportunidad y ahora estoy muy feliz. Vivo en el barrio Jardín Sur y mi casa estaba a nombre de otra persona, pero empecé a hacer los trámites porque habito la vivienda hace 20 años. Todos estos años viví con miedo por no tenerla a mi nombre, pero eso se terminó”, valoró feliz Mariel Zabala.

“Estoy muy contento es un sueño más logrado. Esperábamos este momento y ahora hay que disfrutarlo. Hace 11 años que estoy viviendo en mi casa. Estaba con mi pareja y quedé solo, con mis hijas. Por eso esto es para mí y para ellas. Vivo en el barrio UOCRA, en La Punta, y ahora empieza una nueva etapa para mi familia”, manifestó contento Diego Vieytes.

“Es una emoción muy grande, para mí es una gran alegría. Estoy muy agradecida y emocionada. Vivo en Los Lapachos, en La Punta, y después de tantos años pude tener el contrato a mi nombre y de mi hijo, tras el fallecimiento de mi pareja. No me costó el trámite, fue muy simple y me atendieron muy bien, en la Secretaría de Vivienda recibieron mis papeles y luego me llamaron. Ahora haremos un lindo festejo con mi hijo”, destacó conmovida Nadia Albornoz.

Ese mismo sentimiento invadía a José Lucero y a su esposa. Juntos, como a lo largo de toda su vida, posaron para las fotos con la escritura de su casa en mano, en medio de un Salón de la Puntanidad casi vacío. El sacrificio para alcanzar su vivienda seguramente fue duro y largo. Tal vez por eso querían disfrutar un rato más del acto que compensó tantos esfuerzos. Seguro por eso fueron los últimos en irse.

 

Nota, fotos y video: ANSL.

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